18 de mayo de 2013

CRONICAS DE LACASTA I

Este puente de mayo, hemos dedicado buena parte del tiempo a los trabajos en la casa del castillo. Cuando llegamos, ya que no íbamos desde el otoño pasado, la hierba nos llegaba a mitad del pecho en el patio interior y nos encontramos dos cabras que nos miraban entre sorprendidas y desafiantes por invadir su territorio.

 
Nos encontramos que, habiendo quedado el pueblo de nuevo deshabitado todo el invierno y, con la cantidad de lluvias que hemos tenido este año, se habían producido numerosos desperfectos en las edificaciones, entre ellos la práctica demolición de la casa Laguarta. 


También se ha caído parte de la tapia del cementerio y pudimos ver lo que quedaba de algún antiguo vecino mostrando su osamenta a modo de saludo a los visitantes. Afortunadamente, la iglesia fué construida a conciencia con buena sillería de piedra arenisca que, aunque es blanda y soluble, proporciona una estructura sólida y robusta que resiste impasible el paso del tiempo.

Una de las consecuencias de destejar las casas para obtener materiales con los que reparar el tejado de otras casas, práctica que ha sido habitual los últimos años, es que las primeras quedan desprotegidas del agua y, al ser estructuras principalmente de adobe, lo que no hizo el paso del tiempo en 60 años de abandono, lo ha hecho el agua en dos o tres años. Una pena, ya que, al final, tampoco ha servido para que las personas que utilizaron las tejas en su tejado permanecieran después en el pueblo y se asentaran definitivamente, que era lo que nosotros pretendíamos.


A pesar de que nos afanamos lo que pudimos en recomponer el muro a la entrada de la casa para montar de nuevo la verja, que estaba muy deteriorada, no pudimos rematar el trabajo por diferentes motivos. El generador estaba sin batería y no pudimos acceder con la furgoneta hasta la puerta, por lo que hubo que descargar los más de cincuenta sacos de cemento y arena en bracitos lo que me rompió el planning de trabajo y la espalda, de paso.

Respecto a los movimientos de las fuerzas vivas locales, en principio, parece que la oposición política de Luna está más interesada en utilizarnos como arma arrojadiza contra sus adversarios que en lo que queremos hacer en realidad y los beneficios que puede reportar al municipio. Son las peculiaridades de la idiosincrasia local

Lo más interesante fué la visita de Javier Perez de la Asociación Ruraldes, que colabora con nosotros contra la despoblación. Allí compartimos mesa e impresiones de todo tipo. De las conclusiones que podemos exponer aquí, podemos resumir las siguientes.

Nuestro proyecto carece de un respaldo económico que permita realizar un desembarco "a la americana" por lo que debemos medir bien los pasos, calcular mucho y actuar con cautela.

Como ya se ha expuesto anteriormente, una repoblación de este tipo no sucede a una demanda previa de pobladores para cubrir necesidades demográficas y laborales ya existentes. En realidad, la acción de repoblación antecede a esas necesidades y emana de la voluntad de un grupo de personas que creen que es necesario recuperar nuestros pueblos para no perder nuestra cultura, la relación con la tierra y el medio natural rural.

Estamos tan acostumbrados al modo de vida urbano que, muchas veces, nos parece incomprensible que alguien, que no sea masoquista, tenga intención de irse a un lugar deshabitado e instalarse en él. Si no fuera por la gran cantidad de gente que recibimos a diario buscando un pueblo para repoblar o vivir, tal vez llegaría a pensar lo mismo. Lo cierto es que cada vez hay más personas que buscan dar este paso, a la vista de lo que la ciudad les ofrece.

El problema que nos encontramos es dar con el perfil adecuado para iniciar un proyecto de esta naturaleza, tal como repoblar desde cero. El problema es que la mayoria de los candidatos se puede icluir en estos dos grupos o tipos de aspirantes a pobladores, los que se encuentran sin oportunidades laborales en su lugar de origen o residencia actual, gustan de la vida rural y buscan encontrar oportunidades laborales por cuenta ajena, por un lado, y los que tienen su vida económica resuelta y buscan un entorno más natural y amable para vivi, por otro. Por experiencia, ninguno de estos perfiles reúne las características para arrancar en esta primera fase, pues se requiere iniciativa y proactividad como características esenciales, además de los mínimos recursos para ponerla en marcha. El perfil del pionero, por excelencia, es una persona autónoma, convencida de lo que hace y capaz de poner en marcha de forma cooperativa una actividad sobre unas directrices estudiadas previamente y un con plan de actuación que podemos respaldar de la manera más conveniente a los intereses generales.


Existen dos vias de acceso a esta primera fase.

  • Incorporarse a un equipo con nuestro plan de apoyo y puesta en marcha de actividades, para lo cual se requieren cinco unidades familiares ó indivíduos independientes con características complementarias y unas mínimas condiciones económicas necesarias para la puesta en marcha del proyecto colectivo.
  • Equipos ya formados con un proyecto propio que, una vez aprobado en cuanto a viabilidad, sea susceptible de puesta en marcha con nuestra ayuda en lo que proceda.
Cuestiones prioritarias a resolver dentro de las infraestructuras generales del pueblo, si pretendemos crear las condiciones mínimas para la habitabilidad de Lacasta, son el acondicionamiento del camino de acceso, la mejora de las comunicaciones al norte y este y la construcción de un depósito capaz de almacenar la abundante agua que tenemos en invierno y que permita su distribución en las futuras viviendas.

Una vez iniciado el proyecto y consolidadas las actividades, se abrirán las oportunidades a aquellos otros perfiles que requieran un terreno previamente acondicionado para instalarse o busquen un empleo por cuenta ajena pero, mientras no se generen esos espacios o demandas, es mejor esperar. Si hemos puesto las cosas así de difíciles es precisamente para evitar fracasos y que la gente pase apuros por falta de previsión o se generen expectativas fuera de lo que la realidad permite. La repoblación es posible y también beneficiosa para el municipio, pero debe hacerse siguiendo un proceso y sin saltarse ningún paso.